¿Gordo Dan Gobernador de la Provincia de Buenos Aires?

En los últimos días, Daniel Parisini, más conocido como “el Gordo Danâ€, se subió a su propio ring mediático con una frase tan provocadora como delirante:

“A Cristina le ganó caminandoâ€.

La frase, propia de un influencer más que de un dirigente, desató rumores sobre una posible candidatura suya a la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Pero más allá del ruido digital, hay algo mucho más contundente que lo frena: la realidad, tanto legal como política e ideológica. Parisini no puede, no debe y no sabe cómo ser gobernador. Y ni siquiera está cerca.

La Constitución de la Provincia de Buenos Aires es clara: para postularse a la gobernación, hay que tener al menos dos años de residencia inmediata en territorio bonaerense. Parisini vive en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y no cumple ese requisito. Tampoco está empadronado como elector en la provincia. Su figura, por más likes que acumule, no existe legalmente en el mapa político bonaerense.

Pero el problema va mucho más allá de lo jurídico. Incluso si sorteara los requisitos técnicos, su candidatura sería un sinsentido político. Parisini no tiene partido, no tiene intendentes, no tiene concejales, ni base social. Su agrupación “Las Fuerzas del Cieloâ€, presentada como brazo armado de La Libertad Avanza, es apenas un artificio estético que coquetea con el autoritarismo simbólico, pero no construye nada real.

La política no se hace con filtros de Instagram. Gobernar no es streamear con bronca. Para competir seriamente en Buenos Aires se necesita estructura, territorio, militancia, gestión, alianzas, negociación. Parisini no tiene nada de eso. Es un influencer con micrófono, no un dirigente con plan. Y eso lo saben incluso dentro del oficialismo libertario, que ya comenzó a barajar otros nombres más viables, como el de Iñaki “Pepona†Gutiérrez, para encabezar alguna lista.

Más allá de su vacío estructural, el contenido ideológico de Gordo Dan es directamente incompatible con la provincia ya que representa el corazón de LLA más radical: Estado mínimo, privatizaciones totales, eliminación de derechos sociales, culto a la competencia. Pero Buenos Aires es una provincia que sobrevive gracias a la escuela pública, a los hospitales públicos, a los planes sociales, a las redes comunitarias. Es territorio del peronismo, del cooperativismo, de la economía popular. Lo que Parisini predica desde TikTok es, para millones de bonaerenses, directamente una amenaza.

Su discurso no propone, solo provoca. No plantea modelos, solo enemigos. Su figura está diseñada para viralizar, no para gobernar. No es la voz de los trabajadores, ni de los empresarios, ni del campo, ni de los comerciantes. Es la voz de sí mismo. Un espectáculo ambulante que apenas pisa el barro real de la política. Su modelo de militancia se limita a videos de 15 segundos, frases de póster y slogans reciclados de Milei, pero sin el aparato que sostiene al presidente.

El Gordo Dan es el producto de una época que convierte a los trolls en candidatos, pero que todavía encuentra freno en la realidad concreta: la que exige territorio, arraigo, estructura, responsabilidad y algo más que una cuenta de TikTok bien editada.

Parisini puede seguir acumulando seguidores. Puede seguir insultando a Cristina o a quien se le cruce. Puede seguir disfrazando provocación de militancia. Lo que no puede, ni podrá,  es gobernar un solo municipio, mucho menos una provincia entera. Porque gobernar no es viralizarse. Gobernar es construir, y él ni siquiera empezó.